La mañana arrancó con una energía distinta en la planta de pediatría del hospital de Can Misses. A pasitos tranquilos, pero con mucha ilusión a cuestas, varios jugadores de la UD Ibiza se dejaron caer por las habitaciones para regalar algo más que camisetas o balones: un rato de luz en medio de los días que se hacen largos allí dentro.
Los pequeños, que conocen de sobra el sonido de las máquinas y el olor a desinfectante, vivieron un paréntesis dulce. De repente, tenían delante a sus ídolos de azul celeste. Entre bromas, guiños y esa magia que solo aparece cuando un niño sonríe, la visita fue tomando forma. Ramón Juan, Monju, Davo, Manu Pedre, Fede Vico, David García, Santy Müller y Cristian fueron repartiendo detalles para los jóvenes y también para sus familias, que agradecieron ese soplo de alegría como quien respira hondo después de mucho tiempo.
El gesto, sencillo pero enorme, convirtió una mañana cualquiera en un pequeño recuerdo que seguramente no olvidarán… ni unos ni otros.
Mientras tanto, el equipo ya mira de reojo su próximo compromiso. El duelo ante el Villarreal B, fijado para el domingo 14 de diciembre a mediodía, será el último encuentro del año en el Palladium Can Misses. Una despedida del 2025 en casa que llega con buen sabor después de una jornada donde el fútbol demostró, una vez más, que también sabe sanar.
