Hay estrenos que van más allá de lo deportivo. El Camp Municipal de Sant Josep ha dejado atrás su viejo tapiz y luce desde este miércoles una nueva superficie que no solo huele a fútbol… también huele a futuro. El Ayuntamiento ha presentado oficialmente la renovación de su césped artificial, una alfombra verde de tecnología puntera que combina rendimiento, seguridad y, sobre todo, sostenibilidad.
Porque esto no va solo de rodar el balón. Va de hacerlo bien.
El cambio no es menor. El sistema instalado —PURE PT, de GreenFields— elimina por completo los rellenos tradicionales como el caucho o la arena, lo que significa un campo 100% libre de microplásticos. Un detalle que no es anecdótico: la normativa europea obligará a eliminarlos de todos los terrenos deportivos a partir de 2028. Pero Sant Josep se ha adelantado. Y de qué manera.
Con este movimiento, el municipio ibicenco no solo moderniza sus instalaciones. Se adelanta a las reglas del juego. Y se coloca en el mapa como uno de los primeros en apostar por una superficie limpia, eficiente y de alto rendimiento. Un campo con sello de élite que ya ha convencido a clubes como el Arsenal, el PSV Eindhoven o el Real Valladolid.
La presentación reunió a representantes del ayuntamiento, técnicos de OPSA —empresa encargada del proyecto— y miembros de la UE Sant Josep. Más allá de lo estético, todos coincidieron en lo mismo: el salto de calidad es brutal. La nueva superficie permite un juego más natural, requiere menos mantenimiento y tiene una vida útil hasta un 30% superior a la de los sistemas convencionales.
¿El resultado? Un césped que aguanta mejor, se cuida solo y ofrece sensaciones más cercanas al césped natural. Todo eso, sin castigar al medio ambiente. Un win-win en toda regla.
Este proyecto forma parte de un plan más amplio del Ajuntament de Sant Josep para modernizar sus instalaciones deportivas. Pero aquí no se trata solo de infraestructura: se trata de mensaje. De enseñar que se puede crecer sin olvidar el planeta, y que el deporte también tiene un papel clave en ese camino.
En una isla como Ibiza, cada decisión tiene eco. Y este nuevo césped, además de botar mejor el balón, deja huella. Una huella verde, firme y con visión de futuro.