El San Rafael está en peligro

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El equipo rafeler está rozando el descenso cuando queda toda la segunda vuelta (Foto: Francisco Natera).
El equipo rafeler está rozando el descenso cuando queda toda la segunda vuelta (Foto: Francisco Natera).

diariodeibiza.es Cinco puntos de los últimos 24 posibles. Los números no suelen engañar y, en el caso del Sant Rafel, son los que pintan su ahora en un gris más negro que blanco. Sobre todo si, buceando en recuerdos no tan remotos, se comparan las cifras de los azulones en la primera vuelta de la 2013/2014 con las de los últimos cuatro cursos disputados en Tercera División. Decimoséptimos, están a solo un puesto del temido descenso. La frontera la marca el Atlético Rafal, con el que empatan a 18 puntos.

Desde que Mario Ormaechea cogiera las riendas del equipo en la 2008/2009 (con ascenso a categoría nacional el verano siguiente), en Sant Rafel nunca se había estado tan cerca del descenso tras las primeras 19 jornadas del campeonato. Es más, con el trabajo de la salvación prácticamente hecho (2009/2010 –33 puntos– y 2011/2012 –35–) se avistaban con mirada golosa los puestos de play-off. O, al menos, se respiraba tranquilo por tener la permanencia bien encarrilada, como en el ejercicio 2010/2011 o durante la campaña pasada, ya con Vicente Román en el cargo.

En esos dos precedentes, los rafelers acumulaban 25 puntos, siete más que los 18 actuales. Desde noviembre, el equipo ha cantado victoria una vez. En ese tramo, la plantilla no ha recibido las cantidades pactadas con la directiva durante el estío. Y, el próximo fin de semana, le toca un nuevo desplazamiento a la entidad sanantoniense. No será en una cancha modesta como la del Rotlet Molinar, donde hincó la rodilla el domingo en un partido en el que se escaparon más que tres puntos. También quedó minada la moral de la formación en vísperas del desplazamiento a Son Bibiloni para intentar sumar en un campo en el que el Mallorca B solo ha dejado escapar dos puntos.

A los blue les vendría de perlas que el granadino Salinas, exdelantero del equipo afincado en la isla desde niño, les cediera alguno de los 19 tantos que lleva convertidos hasta la fecha. Sin embargo, el problema del Sant Rafel no está tanto en portería ajena como en la suya propia. Pese a que, con 20 dianas en el zurrón y con los arietes escasos de dinamita, se promedie un tanto por partido. Hace doce meses, se habían marcado los mismos goles, pero se habían recibido once menos: 20 en vez de los 31 actuales, lo que representa el peor coeficiente para Carlos Moro en los siete cursos que lleva en Eivissa (cinco en la Peña y, con el actual, dos en Sant Rafel).

Con Ormaechea en el banquillo, el paisaje no variaba en ataque. No era necesario marcar más de 23 goles –el tope, en la 2011/2012– para no pasar apuros. El misterio era transparente como el agua: recibir un tanto por jornada era delito. Por eso, y por la fe inquebrantable que profesaban los futbolistas al modelo rocoso del míster catalán, la defensa rafelera siempre concedió menos de quince goles al término de la primera vuelta.

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