1-1. ¡Punto sudado pero celebrado: El baile de las oportunidades perdidas!

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Los capitanes de ambos equipos posan con el trío arbitral antes del partido. Foto: Cerdanyola.

En una tarde donde la pelota parecía tener vida propia, la Peña Deportiva y el Cerdanyola se dieron cita en un duelo que prometía más giros que una serie de Netflix. Con un empate a uno que sabe a cerveza sin alcohol (sí, te da la sensación pero te deja queriendo más), los de Santa Eulària añaden un punto más a su hucha por la supervivencia en la categoría. Aunque los tres puntos estuvieron a un suspiro de quedarse en casa, el Cerdanyola dijo “ni hablar” y equilibró la balanza en el último acto.

Desde el silbatazo inicial, la Peña arrancó con más hambre que oso saliendo de hibernación. Carlos, con un disparo que llevaba sello de gol, vio cómo Edu Frías le robaba la miel de los labios con una parada para enmarcar. Pero ojo, que el Cerdanyola no se quedó mirando las nubes y, por poco, Tovar no iguala el marcador con un tiro que salió más torcido que baile de borracho.

El encuentro se transformó en un tira y afloja, donde cada equipo parecía tener miedo de romper el equilibrio. Avanzar hacia la portería rival era como intentar bailar flamenco en patines: complicado y con muchos tropezones. A pesar de la igualdad marcada, la Peña tuvo la última palabra antes del descanso, pero el disparo de Tovar decidió volar por encima del travesaño, buscando quizás algún avión.

La segunda mitad fue una montaña rusa de emociones. Los de Santa Eulària salieron con las pilas cargadas, y Vassilakis casi marca el gol de la jornada si no fuera porque su tiro besó el poste, en un acto de mala suerte digno de telenovela. Sergio Chica también quiso unirse al club de los “casi gol” con un disparo que se estrelló contra la madera.

Pero el gol llegó, como caído del cielo, cuando el árbitro señaló un penalti a favor de la Peña. Barroso, con más nervios que estudiante en examen final, no falló y puso el 1-0. El Cerdanyola, lejos de rendirse, se lanzó en busca del empate con más ímpetu que adolescente a concierto de estrella pop, encontrando su premio con otro penalti transformado por Boris en el 85. Y así, con un 1-1 que dejó a todos con el corazón en un puño, los ibicencos se trajeron un punto de Cerdanyola del Vallès, en un partido que será recordado por las emociones que regaló más que por el resultado final.

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