1-0. La SD Ibiza se atasca en Olot y prueba el amargo sabor de la primera derrota

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El idilio de la SD Ibiza en este arranque de temporada apenas ha durado una semana. Después del estreno victorioso ante el Terrassa, el equipo deportivista se estrelló en su visita a Olot, donde cayó por la mínima en un choque marcado por la pegada local y por el protagonismo indiscutible de los porteros. El conjunto gerundense supo jugar sus cartas y frenó en seco las aspiraciones de un bloque ibicenco que, aunque no bajó los brazos, se marchó de vacío.

El guion se torció demasiado pronto para los de Raúl Casañ. En pleno tramo inicial, cuando aún se buscaban las sensaciones en un terreno siempre incómodo, Rubén Enri rompió el partido con una acción vertical que desnudó a la defensa visitante. El punta olotense, que ya había dejado un aviso serio, se coló entre líneas y batió a un Kiri que nada pudo hacer en el mano a mano.

Con el 1-0 en contra, al Ibiza no le quedó otra que remar contracorriente. Lo intentó tímidamente antes del descanso, con una llegada de Diego Jiménez que obligó a Ballesté a estirarse, pero la sensación general era que los locales pisaban el área con mayor determinación. Cada aproximación del Olot llevaba veneno, y solo la seguridad del meta ibicenco evitó que la herida fuese mayor antes del intermedio.

El paso por vestuarios trajo movimientos desde el banquillo visitante en busca de más pólvora, pero la realidad es que el dominio de las áreas siguió siendo rojillo. Ballesté se agigantó bajo palos para neutralizar un disparo envenenado de Pepe Bernal y desbaratar después otros intentos que pudieron cambiar el signo de la tarde. Mientras tanto, Kiri, con reflejos de gato, mantuvo vivo a los suyos a base de paradas que rozaron lo milagroso.

La contienda se convirtió en un intercambio de golpes sin continuidad, con el Olot sintiéndose cada vez más cómodo defendiendo su renta y una SD Ibiza al que le faltó lucidez en los últimos metros. El cronómetro fue diluyendo las esperanzas de reacción ibicenca y certificó, con el pitido final, el primer tropiezo de la temporada.

La SD Ibiza regresa de tierras gerundenses con una lección de las que curten: en esta categoría no hay margen para las concesiones y cada error se paga caro. El campeonato apenas empieza, pero la derrota deja claro que el camino hacia los objetivos no será un paseo.

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