El Club Náutico de Ibiza ancla triunfos: Un fin de semana de regatas con sabor a gloria

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¿Alguna vez te has preguntado cómo es que los marineros se las ingenian para no terminar conversando solo con las gaviotas después de horas flotando en el mar? Bueno, este pasado fin de semana, las aguas de Platja d’en Bossa se convirtieron en el escenario de una verdadera fiesta náutica, donde la adrenalina y las olas fueron las principales invitadas. Y es que el Club Náutico de Ibiza, esa institución que ha sido tanto hogar como escuela para los amantes de la vela en la isla, organizó nada más y nada menos que los regatazos del año: el Trofeo Familia Marí Mayans y el Trofeo Construcciones Metálicas Fita. ¿Te lo puedes creer?

Entre rumores de que el club podría estar navegando hacia aguas turbulentas por temas de concesiones, estos eventos no fueron solo una competición, sino un grito de “¡aquí estamos y a flote seguimos!” ¿Y sabes qué? El ambiente no podría haber estado mejor. Imagina esto: el sábado, un viento del Este de 12/13 nudos dándole la bienvenida a los regatistas, perfecto para que los veleros danzaran sobre las olas como si estuvieran en una pista de baile.

Y hablando de danzar, Gerard Ribas, Ian Maurovich y Romeo Pomo en la clase Óptimist, junto con Pau Marí en Ilca 4 y Joan M. Vilás en Ilca 6, fueron los Fred Astaire de esta fiesta náutica. Estos chicos no solo navegaron, sino que volaron sobre el agua, dejando a más de uno con la boca abierta y pensando en inscribirse en clases de vela.

Pero como en toda buena fiesta, el domingo subió la marea y la intensidad. Los vientos se pusieron bravos, entre 15 y 18 nudos, y las olas alcanzaron el metro y medio, poniendo a prueba la pericia de nuestros navegantes, que demostraron tener más agallas que un banco de sardinas evadiendo a un tiburón.

Al final del día, no solo se repartieron trofeos, sino que también se compartieron historias, risas y, por supuesto, una buena comida, porque después de tanta acción, el estómago pide su parte, ¿no crees? Juan Marí, el presidente del club, fue el encargado de cerrar con broche de oro esta fiesta entregando los premios a los campeones, quienes seguro ya están contando los días para la próxima regata.

Así que, si alguna vez te encuentras por Ibiza y escuchas el canto de las sirenas llamándote a la mar, recuerda que el Club Náutico de Ibiza está más vivo que nunca, haciendo olas en la historia de la vela insular. ¿Nos vemos en la próxima regata? ¡Hasta entonces, sigue navegando!

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