Peter Kroll, la voz del Formentera

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El hincha alemán del equipo formenterense se deja la garganta animando a su equipo todo los domingos.
El hincha alemán del equipo formenterense se deja la garganta animando a su equipo todo los domingos.

David Alba Dusseldorf, años 80.  El Fortuna,vive su década prodigiosa. En 10 años, el equipo alemán gana dos copas de aquel país y una Bundesliga. En sus gradas, un niño de quince años vibra con los éxitos de su equipo. Desde esa corta edad viaja a todas partes con el equipo de su corazón. Incluso recorre varias veces con sus amigos los más de 600 kilómetros que separan Dusseldorf de Múnich para animar al Fortuna frente al todopoderoso Bayern. Más de treinta años después, ese niño se ha convertido en un artista de 50 años que se deja el alma para animar al Formentera. Ese artista, “de brocha gorda y brocha fina” es Peter Kroll.

Peter, en la grada del campo del San Rafael, el día del derbi esta temporada.
Peter, en la grada del campo del San Rafael, el día del derbi esta temporada.

“Llevo cinco años en la isla”, explica Kroll que tiene a sus hijos jugando en las divisiones inferiores del club bermellón. “A los tres nos encanta el fútbol y volvemos loca a mi mujer”, bromea el alemán. No es de extrañar: cada domingo que el Formentera juega en casa, este aficionado se come un Frankfurt y va al campo a disfrutar del juego de su equipo cerveza en mano. Eso sí, a como buen germano, no le hables de las ‘cero cero’.  “Para tomarte eso, bebe agua”, dice de forma jocosa.

Al partido Peña VS Formentera, el germano fue disfrazado de centurión romano.
Al partido Peña VS Formentera, el germano fue disfrazado de centurión romano.

Y es que Kroll transmite buen rollo. “He conectado muy bien con la hinchada argentina del Formentera. Hay muy buen ambiente”, señala el alemán que opina que el conjunto de ElCacho está haciendo muy buen fútbol. “Tenemos jugadores con un nivel similar, un bloque muy compacto”, asegura y admite que le gusta mucho como juega Armando porque él llegó a jugar en esa posición.

“Cuando era más pequeño juagaba de delantero y llegué a estar en una selección local infantil, pero dejé de jugar al fútbol con 16 años. Luego volví, sin embargo, ya no era lo mismo”, cuenta el germano que tuvo que retrasar su posición en el campo a su regreso. No obstante, hoy poco se le puede ver en un terreno de juego. Su hábitat natural es la grada del campo municipal de Formentera. Gritando, cantando, animando. Todo porque una vez un niño de quince años entendió la importancia de “dar la voz al club”.

4 Comentarios

  1. Grande Grande. Suerte que vinieras a esta isla tan bonita y suerte para la Formentera tenerte como aficionado suyo . Grande afición y grande Formentera.

  2. Ahí , ahí cervecita en mano dando ejemplo a los niños. Se deberían de hacer controles de alcoholemia en los partidos donde jugase el Formentera

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